Lo hace con un peculiar uniforme: cada mañana se enfunda una camiseta de un equipo de fútbol. El equipo rossonero termina así su travesía en el desierto desde que consiguió su último scudetto en el 2011. El segundo equipo europeo con más Champions, después del Real Madrid, llevaba viviendo una década negra durante la que incluso fue vendido por Silvio Berlusconi, en la que seguramente fue la decisión más dolorosa de su vida.